La alimentación es una fuente primordial de ácidos grasos, sustancias vitales para mantener el nivel de lípidos estable y proporcionar ácidos grasos esenciales al organismo. Los ácidos grasos esenciales son los omega-3 y los omega-6. El organismo no puede sintetizarlos en cantidad suficiente y deben ser ingeridos.
Los ácidos grasos omega-3 se hallan presentes principalmente en aceites de origen vegetal, semillas, almendras, en pescados y mariscos y los Omega 6 en aceites de maíz, soja, girasol, carnes, etc.
Dentro de los Omega 6 el ácido graso linoleico está presente en los aceites de soja, maíz, cártamo, girasol y maní principalmente. El CLA, ácido linoleico conjugado, es producido principalmente por la flora intestinal y solo una pequeña fracción en el hígado, a partir del ácido linoleico.
Estudios científicos serios avalan que la ingesta a largo plazo (6-12 meses) de CLA resulta beneficiosa en varias áreas de la salud, particularmente en la reducción de la ganancia de grasa, mejorando la respuesta inmunitaria, equilibrando los lípidos de la sangre especialmente colesterol total y su fracción LDL y otros.
Reduce el BFM (body fat mass) : masa grasa corporal en personas con sobrepeso y ayuda a mantener la reducción de este índice y del peso corporal a largo término. También posee efectos antioxidantes, previniendo la aparición de ciertas enfermedades crónicas e inflamatorias.
El C.L.A produce un bloqueo en el transporte de las grasas hacia las células adiposas. Esto se debe a que el C.L.A inhibe la función de la enzima LPL (lipoprotein lipasa) y al mismo tiempo favorece la lipólisis (destrucción de la grasa).
El C.L.A aumenta la actividad de la enzima CPT (carnitina palmitoil transferasa) presente en el músculo aumentando el transporte de grasas hacia la mitocondria para ser usadas como combustible.